viernes, 22 de febrero de 2013

FíN

     Llegó el final de mis prácticas, tengo una mezcla de emociones contradictorias. Siento que he aprendido mucho, he crecido mucho profesionalmente, pero la angustia que he vivido en estas semanas me ha hecho ver que no todo es perfecto en esta profesión. Hablando con otra enfermera, me comentó que a ella también la pasaba algo parecido, esa angustia al llegar a casa por una inseguridad absurda incontenible. Ella me dijo que realmente me ocurría esto porque soy consciente de mi responsabilidad, de lo que tengo entre mis manos y que poco a poco se pasará.

     Ayer hubo algo que me conmovió. Una profesora de la Universidad vino a resolvernos un caso, y después de resolverlo, habiendo dado una clase magistral a cerca de sus conocimientos teóricos, concluyó la clase diciendo algo y es que, lo que diferencia a una buena enfermera de una técnica es la humanidad. Ella decía que creciéramos en el aspecto humanista, porque que un enfermo que apenas puede hablar te pida insistentemente que le lleves tú, es lo más gratificante que hay. La profesora hablaba con lágrimas en los ojos, emocionada por lo que nos estaba contando y recordé lo que últimamente me cuesta recordar, y es que a pesar del sufrimiento que haya que pasar hasta ser unos grandes profesionales, este arte es sin duda un privilegio, y el que ama a esta profesión recoge ese amor de la misma a lo largo de su vida.

    Ha sido una semana poco destacable en la clasificación, ni siquiera he "pitado vitales", tan sólo tienes cinco minutos para ese paciente y me he llegado a sentir cohibida e impotente. Recuerdo especialmente a una paciente muy joven embarazada, que venía llorando de una clínica privada porque le habían dicho que no veían que el feto se hubiera desarrollado, la chica estaba llorando, hacía poco que había tenido un aborto. Tan sólo dos minutos estuve hablando con ella, preguntándola para poder clasificarla, sin poder desarrollar ese rol que tanto echo en falta. Supongo que es el puesto en el que menos te autorrealizas, pero también el que más responsabilidad tiene. El progreso o no de una patología se encuentra en tus manos, si no lo haces de la manera correcta puedes mandar un IAM o una meningitis a consultas, lo que se traduce en esperar más de dos horas. Aunque parece muy protocolario, es un puesto en el que el ojo clínico es esencial, ese ojo que apenas he comenzado a desarrollar en la urgencia se ve obligado a crecer rápidamente en la clasifición.

     Culmino mi diario feliz, finalmente saco cosas muy positivas incluso de las cosas negativas de esta intensa experiencia. Siento que puedo llegar a ser esa profesional que sueño, estoy concienciada de que el sufrir es parte del crecimiento profesional y personal en el que me encuentro, quizás en unos años lea estos diarios y me eche las manos a la cabeza, recordando esos amargos sentimientos que conocí en mis prácticas de urgencias. Hasta ese día, seguiré recorriendo el camino hasta la artista que sueño llegar a ser, porque como cuando alguien me dice que por qué no estudio medicina: "yo soy enfermera de vocación y amo el trato al ser humano por encima del amor a la medicina."