viernes, 27 de mayo de 2011

EXCESO DE EMPATÍA

Por fín me digno a escribir, tengo tantas cosas en mi cabeza, tantas experiencias y sensaciones que me cuesta decidirme por cual escribir. Hace poco terminé mis prácticas hospitalarias, he adquirido miles de experiencias, he sentido cosas que jamás había sentido, y sobre todo me siento en un estado de autorrealización absoluta. Un concepto que he desarrollado sin duda es la empatía, y he llegado a la conclusión de que es una cualidad imprescindible en una enfermera, pero que un exceso de ella puede acabar psicologicamente con cualquiera.

En esta profesión, a menudo te enfrentas a desgracias y situaciones sin solución, en las que lo que más tienes que tener es comprensión. Una enfermera que no empatiza con los pacientes, es una mera máquina de hacer técnicas y cuidados, sin vocación ni comprensión ninguna. Pero al igual que la empatía es necesaria, un exceso podría llevarnos a la desesperación. Hay que aprender a ponerse en el lugar del otro, pero sin llegar a calzar su número de zapatos, porque sufriendo tú, no vas a conseguir solucionarle la vida.

Creo que es una cualidad que se lima con el tiempo, el saber hasta dónde implicarse, conocer el límite que no hay que sobrepasar. Al principio de mis prácticas era un tema que me preocupaba mucho y que me veía incapaz de superar. Cuando te implicas demasido, comienzas a cuestionarte por qué a esa persona le está ocurriendo una desgracia así,. Con el tiempo me estoy dando cuenta de que mi labor es ayudar y cuidar al paciente en todo lo que pueda para que mejore su salud, y que si no hay solución, lo que debo hacer es proporcionarle apoyo, comprensión, atención, cariño y dedicación. Y sobretodo, y algo importante y a la vez difícil de hacer, dejar la historia, esa vida, en la puerta de su habitación. 

Aunque estoy aprendiendo el limite tan necesario del que hablaba antes, aún siento mucho dolor y sufrimiento cuando veo diferentes gestos. Cuando te agarran la mano buscando tu apoyo, cuando te miran con dulcura y agradecimiento por algo tan insignificante como acomodarles la almohada....todo esto te hace ver lo mucho que te neceistan y agradecen tu figura. 

Ahora toca aprender a no sobrepasar el límite de implicación, a olvidar las historias tristes, las miles de desgracias, acordarse de la gente que se va del hospital caminando, de los que se fueron a otro lugar felices y aliviados.