jueves, 31 de enero de 2013

R.I.P

     Hoy ha sido una tarde peculiar en la observación. Ha sido una tarde de oncología y paliativos: paciente de 39 años con glioblastoma multiforme que se está sometiendo a radioterapia tras intervención quirúrgica, una paciente de 59 años con el mismo tipo de tumor que el último, un anciano de 90 años en agonía con la indicación de no RCP si PCR, y otra de 92 años igual y con la misma indicación, que ha sido esta misma tarde éxitus.

     A mi llegada a la observación, entré en el box 2, uno de los dos boxes que tienen puerta para salvaguardar un poco la intimidad del paciente. Al entrar la familia me decía amablemente que les parecía muy mal que no pudiera pasar toda la familia en la situación en la que se encontraba la anciana de 92 años. Me informé de si realmente no podían pasar, y los compañeros me dijeron que eran las normas y las normas estaban para todo el mundo. Volví a la habitación, ya no notaba los pulsos periféricos y fiu incapaz de tomarle la tensión. La familia insistía en lo de que no les dejaban pasar a todos, y yo les dije que eran las normas, pero que les entendía porque era entendible que quisieran estar todos con ella. Le puse Buscapina, les dije que era para disminuir las secreciones, y me dirigí al médico. Le comenté que notaba a la señora muy mal, y no le cogía pulsos periféricos, me pidió un electro y empezó a gestionar todo para el ingreso en planta, para que allí pudieran estar todos los familiares con ella. Ya de paso, me prescribió Levofloxacino iv para esta señora, sí, un antibiótico. Pero es que nada más pasarle el Levofloxacino me prescribió Clindamicina, otro antibiótico. Yo sorprendida le pregunté "¿pero esta señora se va a morir no?" y me dijo "sí sí, ya he gestionado el ingreso para que la familia pueda estar con ella". Cuando prescribió el segundo antibiótico, no me pareció muy conveniente, pretendía que muriera "¿desinfectada?", así que decidí consultarlo con la enfermera, la cual me dijo que mejor que se la pusieran en planta cuando ingresara, que le acabábamos de pasar un antibiótico.

     Estando preparando medicación, se me acercó una de las hijas, me preguntó que si creía que su madre estaba sufriendo, la fui sincera, no lo sabía. Ni siquiera tenía una bomba de morfina y la respiración era bastante agónica. Me preguntó que si ella aún oiría, le dije que era el último sentido que se perdía, junto con el tacto, asique que no parara de tocarla y hablarla. Ella me sonrió con una sonrisa de satisfacción, sólo necesitaba que alguien le escuchara y aconsejara, y le mostrará lo que podía hacer para darle a su madre una muerte digna. 

     Estando sentada en el control, la familia me dijo desde el box que si podía ir un momento, les dije que enseguida iría y al minuto fui. Entré y me dijeron que su familiar parecía que ya no respiraba, me quedé impactada, era la primera persona en entrar a la habitación, decidí tomar pulsos periféricos y centrales rápidamente y comprobé que ya no respiraba, me fui a mi enfermero, y le dije: "la dos ya...", cogí el pulsioxímetro, el electro y me dirigí con el enfermero y el médico al box. La mujer había fallecido, a sus 92 años, plácidamente y al menos acompañada por dos de sus familiares. Una vez confirmado el éxitus, apareció la familia, no se cómo se habían enterado, posiblemente por los dos familiares que al entrar nosotros el médico y el enfermero echaron de la habitación. Entraron cuando abrimos la puerta, todos lloraban por la pérdida de su familiar, yo salí a dejar el electro y a asimilar la idea de que esa señora había muerto sin sedación ni la posibilidad de que su familia estuviera a su alrededor. Los familiares empezaron a gritar al médico por no haberles dejado entrar, era una situación complicada. Cuando la familia salió de la habitación para poder meterla en el sudario, yo estaba preparando medicación, cuando una de las hijas se acercó a mi, y me dijo: "Tengo que darte las gracias a tí, porque eres la única persona que se ha preocupado por mi madre". No creo que fuera así, me preocupé como otro cualquiera y lo único que hice fue decirles que les entendía, aunque no pudiera solucionar lo que me pedían. Quizás si el médico se hubiera parado cinco segundos a decirles "les entiendo de verdad, pero no puedo saltarme las normas", quizás no se hubiera visto en la situación desesperada de la familia al entrar en la habitación.

     En cuanto pude fiu a la habitación, sentía la necesidad de participar en su preparación, sólo había pasado una hora con esta paciente, pero me sentía comprometida de alguna manera con ella. Una vez estaba lista, alcé la vista al aspirador de secreciones, estaba usado, y con gran cantidad de secreciones, "¿realmente habían aspirado a la señora en fase agónica?". Una de las cosas que se aprende en paliativos, es que nunca aspiremos en fase agónica, el paciente no siente ahogo por las secreciones ni morirá ahogado, y el sufrimiento que provocas al aspirar es considerable. En realidad ellos no sufren por las secreciones, es mas una sensación familiar, la Buscapina se pone para disminuir las secreciones, pero no por el paciente muchas veces, si no porque el ruido de una respiración agónica con secreciones es muy angustiosa de escuchar por la familia y el propio paciente.

     Entonces repasé las medidas que se habían llevado a cabo. Aspiración, antibioterapia...está claro que no se había tratado como un paliativo. Le habían sacado hasta hemocultivos a la señora. Y entonces recordé la necesidad de la asistencia de los servicios de paliativos, tenemos que pensar en que es uno de los momentos más importantes en la vida de una persona, y tiene el derecho a morir dignamente y rodeada de la gente que quiere. Y dignamente significa, con confort y sin sufrir, sin necesidad de marearla con antibióticos, pinchazos y aspiraciones. Es enfocar los cuidados y asistencia hacia el proceso de muerte y no como si fueran a vivir cuando se tienen pruebas suficientes de que ese paciente está en su proceso de muerte. Humildemente, qué me gustaría haber hecho. Para empezar si la familia quiere permanecer ahí mientras se realiza el electro y se certifica su muerte, que esté, es que es su familiar y en ese momento ese espacio es suyo, porque es el lugar donde van a despedir a una de las personas más importantes de su vida. Por supuesto no habría aspirado, y mucho menos la habría dado varios pinchazos y la había puesto tratamiento antibiótico tan agresivo. Con 92 años y en fase agónica, únicamente la hubiera ayudado a morir mejor, con una buena sedación y una buena compañía.

     Pero mi error es que olvido algo, esto es un servicio de urgencias, y no hay la misma conciencia de paciente paliativo que un servicio de paliativos. Me doy cuenta de que este tipo de profesionales son vitales en la vida de un enfermero, y tan importante es ayudar a vivir como ayudar a morir dignamente. R.I.P.




ABRE LA PUERTA A LA MUERTE

COMO UN PROCESO NATURAL DE LA VIDA



Hablemos de la muerte, hagamos ver lo natural del adiós a la vida y el privilegio de nuestra profesión de poder ser parte de sus caminos vividos hacia un fin; unos saldrán a la vida y otros a la muerte, pero nuestra es la elección de que nuestra identidad profesional y humana cree una soñada ruta hacia las distintas puertas existentes. Con esta foto he querido transmitir la naturalidad de la muerte. El árbol desnudo representa la desnudez de la vida. Cuando se apaga, sólo queda un bonito recuerdo de su fruto y un sin fin de marcas en su tronco que reflejan el itinerario de la vida vivida. Nuestra es la función de empatizar y paliar el sufrimiento, nuestra es la función de apretar sus manos en el camino hacia el final de su vida, nuestra es la elección de formar parte de las últimas ramas y hojas a las que se agarran en su cada vez más apagada vida, tal como he querido reflejar en la parte destacada de la foto. Debemos entender como profesionales nuestra función en la aproximación a la muerte. Nuestra principal función como enfermeros/as es CUIDAR, sólo en ocasiones curar, y es algo que tenemos que tener claro en el cuidado paliativo.

Autora foto y texto: "bloggera".